
¿Ha conocido alguna vez a los bebés nadadores? Esta divertida articulación alude realmente a los recién nacidos que pueden pausar su respiración sumergida para desarrollarse en un clima oceánico. Interesante, ¿verdad? Así que hemos investigado el tema y hemos reunido todas las preguntas de los tutores. ¿A qué edad sería recomendable llevar a nuestro hijo a la piscina? ¿Qué medidas de precaución hay que tomar? ¿Es perjudicial el cloro? ¡He aquí las consecuencias de nuestro examen!
¿Cuándo pueden meterse los bebes en la piscina?
Los expertos en bienestar y juventud sugieren que el niño se bañe por primera vez a partir de los 4 meses, cuando haya recibido la segunda infusión de la vacuna DTP (difteria, trismo y poliomielitis), o incluso a partir del medio año en caso de que se trate de cualquier cosa menos de una piscina pública (civil/mutual), que suele ser más fría y visitada que una piscina privada (en casa, en una mansión o casa de ocasión) o semiprivada (en un alojamiento).
Independientemente de ello, nunca le dé poder a su hijo para que se lave, vaya a su ritmo o corre el riesgo de causarle lesiones o incluso un miedo irreversible al agua. Para ayudarle a adaptarse, proporciónale una pequeña regadera con agua, para que pueda mojarse poco a poco sin nadie más, al igual que sus juegos de ducha, para que relacione estos artículos cómodos con un segundo de consuelo.
Para la prosperidad de los niños, procure apoyar las piscinas con zonas destinadas a los pequeños (juegos de agua, toboganes a escala, piscinas de remo, etc.) El agua está más caliente allí y la piscina es poco profunda. También puedes ayudar comprando una piscina infantil para introducirla en tu guardería.
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¿Cuándo ayudar a tu hijo a nadar?
¡El niño es un nadador concebido! A partir de los 4 años y medio, tu hijo recién concebido se da cuenta de cómo moverse en el agua y pausar su respiración sumergida durante un par de momentos. Estos reflejos, que se mantendrán hasta que tenga alrededor de 1 año, ¡no le convierten en un pez! Mantén continuamente un ojo abierto y mantén el contacto real de forma constante.
Para apoyar esta capacidad de moverse en un espacio oceánico, puedes acompañar a tu pequeño a clases de natación para niños. ¡La regla es sencilla! Acurrucado en los brazos de mamá o papá, el niño va conociendo poco a poco el nuevo clima que le rodea y después se aventura hasta el extremo de adquirir seguridad lanzándose durante un par de momentos. Las ventajas de esta acción son varias. Además de que favorece la psicomotricidad y el despertar social, también permite que el niño pequeño se desarrolle en un clima reconfortante (de hecho, el pequeño ha pasado 9 meses relajándose en su líquido amniótico) y que anime sus sentidos.
¿Es correcto el cloro para los niños?
El cloro presente en la piscina no es destructivo para el niño. A decir verdad, es esencial darse cuenta de que el agua tratada está más castigada que el agua en peligro por los microorganismos (el agua del lago o del mar, por ejemplo). En cualquier caso, hay que lavar bien al niño constantemente al sacarlo del agua, secarlo y saturar su piel con una crema destinada a ello. Para asegurarte de que está bien, también puedes elegir un gorro de baño para proteger el delicado cabello del niño.
No obstante, tenga en cuenta que no debe exponer a los niños pequeños a los efectos nocivos del cloro. Nosotros nos ceñimos a unas 20 horas de natación al año (manteniéndonos alejados del invierno para salvar a su hijo de la pandemia de bronquiolitis) y nos inclinamos por las piscinas privadas, tratadas con mayor regularidad con bromo (mucho más suave para la piel), electrólisis salina (sin respuestas desfavorables para los niños) o PHMB (no agravante) combinado con un enemigo de las algas.
¿Cómo puedo proteger a mi bebe en la piscina?
Lavarse con el niño es una actividad que debe estar preparada: ¡hay que seguir ciertas pautas!
Manténgase continuamente vigilante. Un momento de despiste es suficiente para que se produzca una debacle. Como nunca antes, debes estar totalmente atento al niño, por su bienestar, pero también por su tranquilidad: saber que estás disponible y atento le dará seguridad.
Obtén respuestas sobre la temperatura del agua. A los niños les encanta el agua caliente. Esto es un poco sorprendente cuando te das cuenta de que se ha lavado durante unos 9 meses en un líquido a 37°C, ¡de ahí la importancia de darle duchas a esta temperatura equivalente! En el caso de la piscina, la temperatura base se establece en 32°C. También puedes preparar al niño disminuyendo continuamente la temperatura de su ducha a 34-37°C.
Evita que el niño se enfríe. Para evitar cualquier peligro de hipotermia (piel de gallina, escalofríos, labios pálidos y azules, etc.), es fundamental mantener al niño caliente desde que entra en la ducha hasta que sale. Por lo tanto, como se ha mencionado anteriormente, asegúrese de que el agua del niño esté calentada al menos a 32 °C, limite el tiempo de lavado a 10 minutos y lleve siempre consigo una capa o una bata de ducha con capucha para abrigar al niño cuando salga de la ducha.
Lleva un seguro solar adecuado. Tanto en el agua como en el agua, los niños deben estar protegidos del sol y de los rayos UV. Por lo tanto, lleva gafas de sol, protector solar y una gorra o un gorro.
Alimente un poco al niño cuando se duche. Por fin lo sabemos: comer antes de lavarse no adelanta el malestar, ¡a pesar de lo que se pueda esperar! No hay nada más terrible que lavarse sin haber comido nada previamente. Y después, ¡la piscina se esconde! En este sentido, preparamos un tentempié para que el niño compense su avance en el aseo.
Ocúpate del bienestar del niño. No lave nunca a su hijo si ha tenido un resfriado, una gripe o efectos estomacales en las 48 horas anteriores a la natación.